DISCURSO DEL PRESIDENTE DE AMDECRUZ, MOISÉS FANOR SALCES LOZANO EN EL "ENCUENTRO POR UNA AUTONOMÍA DE VERDAD"

08/10/2020


Siempre que hablamos de autonomía, es imposible no recordar el pasado. Se nos viene automáticamente a la mente las luchas realizadas por el pueblo para tener mayor participación desde las regiones en las decisiones asumidas sobre los asuntos públicos.


Seguramente los más jóvenes solamente tienen presente las luchas por las autonomías departamentales, que se iniciaron en este siglo. Es el recuerdo más reciente que tenemos en este largo proceso histórico para lograr una descentralización efectiva.


Por ese motivo, hoy en día la mayoría de las miradas están puestas sobre las autonomías departamentales, y de igual manera se ha visto un particular interés del Estado en la conformación de autonomías indígenas.


Pero no debemos olvidar que la primera experiencia autonómica en el país se dio con las autonomías municipales, lo cual fue también una conquista del pueblo boliviano, encabezada por grandes próceres de nuestra tierra. En el año 1984, el aquel entonces Presidente del Comité Pro Santa Cruz, Ing. Jorge Landivar Roca, convenció al Alcalde Oscar Barbery Justiniano para que convocase a elecciones municipales por primera vez en la historia de Bolivia y con todos los riesgos que ello implicaba. Hoy, y gracias a éste acto de valentía y democracia, 342 Alcaldes municipales son electos por el soberano.


Muchos piensan que por ese motivo, al tener la autonomía municipal mayor data en el país, ya es un tema resuelto. Pero lo cierto es que la autonomía en general, en todos sus niveles, es aún un proceso inconcluso.


En mi condición de presidente de AMDECRUZ me corresponde referirme a los problemas que afrontamos desde los municipios cruceños, aunque seguramente estos problemas son compartidos por la mayoría de las Entidades Territoriales Autónomas de Bolivia.


Lo digo con completa seguridad, puesto que todas las ETAs hemos sido afectadas en los últimos años con un excesivo centralismo y concentración de las decisiones desde el nivel central, por parte del gobierno del MAS.


Se han favorecido los colores políticos, y en esta forma absurda de entender la política el primer perjudicado es el pueblo. Es decir, los ciudadanos a quienes tenemos la obligación de brindarles servicios.


De esa manera entendemos la gestión pública. No solamente somos administradores de la cosa pública, sino que hoy en día los gobiernos tienen la obligación de ser prestadores de servicios públicos de calidad para mejorar las condiciones de vida de los habitantes.


Y los primeros llamados para cumplir con esta tarea son los gobiernos municipales, en base al principio de la subsidiariedad reconocido también en la Ley Marco de Autonomía, bajo el cual se establece que la toma de decisiones y provisión de los servicios públicos debe realizarse desde el gobierno más cercano a la población. Ese gobierno, son los gobiernos locales, es decir los municipales.


Por esa razón, la profundización de la autonomía debe partir en primera instancia por el fortalecimiento de los gobiernos municipales. Y aquí se debe tener también el cuidado de no enfocarse solamente en los municipios capitales de departamento, los cuales sin duda alguna tienen también necesidades urgentes. Pero no se debe cometer el error de otros países, que han sobrepoblado zonas urbanas y han alentado la migración campo-ciudad. Debemos mirar hacia las provincias para fortalecer las llamadas ciudades intermedias.


Debe ser nuestra meta que un ciudadano que vive en el municipio más alejado de la capital tenga los mismos derechos que puede tener un ciudadano que habita en el área metropolitana, en cuanto al acceso a los servicios públicos y las oportunidades para desarrollarse como ser humano.


Es sobre este modo de ver las cosas que se debe trabajar en la profundización de la autonomía que pasa de manera clara y concreta por dos temas: 1. Un reordenamiento de las competencias para que las materias más urgentes como ser, por ejemplo, salud y educación se resuelvan desde las autonomías, cumpliendo con el ya citado principio de subsidiariedad; y 2. Una urgente reforma económica fiscal.


No podemos ocultar que sin lo segundo lo primero será un fracaso. Y es que, si hay una gran deuda con las autonomías es la de reformar el régimen económico financiero vigente desde hace más de 20 años, anterior a la propia Constitución Política del Estado.


Entiendo que estamos atravesando un momento de transición democrática, y que este no es tal vez el momento propicio para llevar a cabo esta reforma. Pero sí estoy convencido de que no podemos desperdiciar el tiempo. Llevamos 14 años de retraso en el desarrollo de las autonomías, contando solamente el periodo del anterior gobierno.


Por ello considero imprescindible que este tiempo que nos queda hasta que se realice la renovación constitucional de los cargos públicos, debemos aprovecharlo para por lo menos sentar las bases de lo que debe ser esa tan necesaria reforma económica y reordenamiento competencial.


En tal sentido considero que este “Encuentro por una autonomía de verdad” debemos de llevarlo al espacio institucional que corresponde: el Consejo Nacional de Autonomías. Es de gran relevancia que dentro de este periodo de transición democrática se le dé a este Consejo la verdadera relevancia que debe tener y que no se le dio en 10 años, desde su creación. Este espacio, es el lugar adecuado para sentar las bases para una autonomía de verdad, la autonomía que queremos y necesitamos.


Como AMDECRUZ, nos gustaría participar de esa reunión del Consejo Nacional de Autonomías, como parte del sistema asociativo municipal, para garantizar una participación y representación efectiva; ya que como asociación, hemos logrado dejar de lado los colores políticos y hemos puesto por delante la institucionalidad y el interés de nuestros municipios y sus ciudadanos, como siempre debió ser.


Finalmente, no puedo terminar mi intervención sin referirme a la coyuntura electoral. Para ello, antes que nada, quiero felicitar a nuestra presidente Jeanine Añez por la valiente decisión asumida de dar un paso al costado en cuanto a sus legítimas aspiraciones de seguir ocupando el sillón presidencial.


Ahora el futuro de Bolivia se vuelve a ver desde Santa Cruz. Debo decir, que al igual que muchos siento que nuestro departamento ha sido históricamente relegado en el quehacer político, y sin duda alguna eso ha sido también una de las razones por las que se ha planteado y conquistado la autonomía política para poder elegir de manera directa y democrática a nuestras autoridades subnacionales.


Pero no solamente debemos conformarnos con elegir a nuestro gobernador, a los alcaldes y representantes legislativos. Yo al igual que muchos, sueño con elegir a un presidente o un vicepresidente cruceño. Esto no es una reivindicación regionalista, sino todo lo contrario. Es una manera de decir que los cruceños también somos bolivianos, y como tal, tenemos también el derecho de dirigir a nuestra nación desde los principales cargos electivos y ejecutivos.


Sin embargo, debemos ser claros que para ello se necesita un cruceño que conozca a cabalidad la realidad nacional. Que sepa identificar las necesidades de cada uno de sus municipios y sus departamentos, tomando en cuenta la pluralidad y diversidad cultural que nos caracteriza.


Ese liderazgo cruceño con visión nacional se debe empezar a construir para dejar de lado la errónea percepción de que algunos buscan poner a Santa Cruz por encima de Bolivia. Esto no es ni debe ser así. De lo que se trata es de ir más allá del modelo cruceño, que sin duda alguna ha sido exitoso, y pensar en un nuevo modelo boliviano con la experiencia de lo hecho en Santa Cruz.


No se puede pensar en gobernar Bolivia únicamente reafirmando nuestra condición de cruceños. Lo que debemos hacer es que todos comprendan que una nueva Bolivia se puede construir sobre la base de la visión de país que tenemos los bolivianos del oriente. En otras palabras, no basta con tener un candidato a la presidencia o vicepresidencia cruceño, sino en proponer desde el oriente una nueva visión nacional.


Muchas gracias.


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